Zola se despertó al día siguiente en la misma posición que el día anterior. Sofía durmió plácidamente vestida con un cálido pijama, con su chupete y el conejo que Raphaël le había comprado cuando nació.Ella plantó sus ojos en los de su esposo, quien obviamente no había dormido en toda la noche.Su corazón de repente se aceleró.Ella sonrió a pesar de las lágrimas que brillaban en sus ojos.- ¿Recuerdas nuestra primera noche aquí? Preguntó con una voz cargada de emoción.Se acercó a Sofía para tomar su mano y la llevó de vuelta a su boca para besar el nacimiento de sus dedos.- Como si fuera ayer. Afirmó con voz ronca.Finalmente, sonrió y miró a su hija.- ¿Te hubieras imaginado ese día que hoy estaríamos aquí, en esta cama, con un bebé entre nosotros?- Lo soñé, pero no pensé que se haría realidad tan rápido. Confesó, besando la pequeña frente de Sofía.Zola se apoyó en su codo y miró fijamente al suyo. Un resplandor intenso brillaba allí, más fuerte, más vivo. Raphael soltó su mano
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