Narrador Omnisciente.Emiliano se metió en una caseta con ella cargada, ahora estaba solitaria y quedando pocos participantes no serían interrumpidos, la puso en el suelo y ella se quitó el overol camuflado, quedando en ropa interior de encaje, sus pechos salpicados de azul le resaltaban en la blancura de su piel, Emiliano besó sus pechos con hambre mientras ella soltaba los botones del overol de él, dejándolo caer, y después ella pasó sus manos por sus músculos relamiendo sus labios.—No eres mi hermano, no lo eres —dijo Arantza, muy segura, se dejó caer de rodillas y liberó la hombría de Emiliano y comenzó a mover su mano por toda la extensión arriba y abajo.—No puedes asegurarlo Arantza, sabes que no deberías chu
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