Estás desnuda, te huelo poco a poco, suavemente, hundo mi nariz en tu cabello, aspiro el aroma fresco de tu pelo mojado, sigo por la oreja, oyes mi olfateo, notas mi respiración acelerada, y bajo hacia tu cuello, donde el efluvio de ese perfume que tanto me enerva llena mi cerebro, te reconozco con los ojos cerrados, ni siquiera te rozo, no te veo con el pañuelo que me has puesto, pero oigo tu corazón bombear y hacia allí dirijo mi olfato, por el camino mis labios tropiezan con tus pezones, apenas los rozo, te estremeces, se han erizado y tú lo notas, pero yo sigo mi andadura, por debajo de tu pecho, donde ya el calor de la carne ha abierto los poros de tu piel y deja ir otros olores, más ocultos, me paro un momento, lo disfruto, aspiro profundamente, todavía estoy cerca de tu corazón, y lo oigo, oigo ese músculo imparable aumentar su ritmo, empiezo a notar más calor en tu cercana piel, y mi corazón también se acelera, acoplándose al tuyo.Después de unos segundos, me muevo hacia tu
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