El frío del ambiente pone mi piel de gallina, se siente seco y terriblemente doloroso. No sé dónde estoy, ni lo que ocurre, pero cuando abro mis ojos estoy en un lugar oscuro, desierto y silencioso. Comienzo a tener miedo, mi cuerpo tiembla y mi corazón bombea como loco intentando encontrar una respuesta coherente. Se supone que hace un momento estaba a salvo, con Alexia y los demás, a punto de comenzar de nuevo. No importa que tanto piense, el lugar me sigue pareciendo terrorífico y deseo que ella esté a mi lado, al menos suelo sentirme más segura con su presencia y el agarre de su mano. Los árboles están secos, como si un rayo le hubieran sacado cualquier tipo de vida, la tierra del suelo está quebrada y fría, la puedo sentir con mis pies descalzos. Miro mis manos, están vacías, ya no está más aquel collar que había tomado hace un momento, pero si noto algo en mi ropa. Traigo puesto un vestido de verano, aquellos que me gusta usar cuando hace calor, pero no
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