Capítulo 31 “Nuestros cuerpos se entienden…” Después de decirme bruja y hasta hechicera, apenas abrí mi boca para decir algo y él no me dejó continuar. –Me sentí atraído por ti desde el primer día que entré a tu casa y me gritaste a la cara que tú no te prestabas para mis negocios de engaño y en poco tiempo llenaste una parte de mí que estaba vacía –continuó diciendo–. Antes de casarnos te deseaba, entonces pensé que todo lo que estaba sintiendo era sólo atracción sexual, llegué a creer que en un tiempo eso pasaría, pero ahora es diferente, te deseo, sí, eso es innegable, pero más allá de eso… Es querer verte, verte sonreír… El dormir aquí tan cerca y no poder tocarte es un castigo, un martirio. A veces paso horas pegado de esa puerta en el vestier, con ganas de entrar y pegarme a tu cuerpo sólo para dormir a tu lado y sentir tu olor… María Eugenia, sé que te necesito. –terminó y b
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