[XIMENA]Me tiemblan las piernas, pero no es para menos. Lo veo parado al final del camino sobre aquella estructura de madera en medio del bosque, y se ve guapísimo con su esmoquin. Mi ya casi suegro me sostiene fuertemente del brazo al notar mis nervios y me ayuda a llegar hacia el pequeño, pero hermoso altar. No hay muchos invitados, solo su familia, nuestros amigos más cercanos, sus músicos y su mánager, ella no podía faltar. Me hubiese encantado que mis padres estuvieran aquí, pero las circunstancias claramente no son las mejores con ellos. Mi mirada se clava en la suya mientras Ignacio une nuestras manos, y esa sonrisa que me lanza me derrite; lo amo con todo mi ser — Estas absolutamente loco mi amor, pero me ha encantado está locura tuya.— Le susurró. — No podía no casarme por todas la leyes contigo, además me hubiera perdido de verte así. Luce
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