Jake llegaba por Angelina en punto como siempre, lucía un vestido sencillo negro, era largo, cruzado, con un ancho cinto dorado, en su cabeza una pañoleta del mismo tono dorado con la cual había recogido su cabello, fueron a un restaurant pequeño, cenarían algo ligero, ella quería ir a descansar para madrugar al siguiente día, a él le esperaba una cena en casa ineludible. La mesa que habían reservado estaba en la terraza, habían hecho un excelente trabajo en la decoración, flores, dos copas de vino, baja luz, música, había pedido para ese día que tocaran un tema para ella, “Esclavo Y Amo” interpretado por la orquesta era exquisito, cada nota, cada letra, era como una seda, la voz inundó el recinto, bailaron juntos, abrazados, sin palabras, sin más que dos corazones que latían y soñaban con un reencuentro. La cena fue inolvidable, muchos pensamientos entrelazados con promesas a no ser olvidadas. Las promesas siempre permanecen, aunque pase el ti
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