Rebecca Estoy en la cocina preparando café para compartir con Sam, estoy vestida con mi atuendo de enfemera, contenta, por qué hoy después de un largo tiempo, ejercere la profesión que tanto amo y fue un respiro en la época que sufria maltratos de parte de mi ex esposo. Mayormente trabaje para clínicas privadas y hospitales, solo fueron excepciónes que cuide a pacientes a domicilios y cuando recibí el llamado de una de esas bellas excepciónes, no pude negarme al pedido del señor Tom, suplicando que necesitaba una enfermera para su hijo ermitaño, por un tiempo ya que estaba lesionado en silla de ruedas, por un accidente y necesitaba alguien de confianza, con mi carácter para hacerle compañía, preparar sus alimentos y medicinas. Como negarle algo a ese señor mayor que me brindó su amistad y apoyo moral en mis crisis matrimoniales. Suena el timbre de la casa y sam me grita del living- Voy, ma. Se escucha como sam, abre la puerta y charla riendo con alguien, que no llego a definir su voz
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