Al rato Martha sentía que estaba caliente, deseosa, lujuriosa, entonces entro Alfred y se le acerco al cuello, soplándole un poco y a ella le dio cosquilla y se rió—Jajajaja, oh, quien me sopla el cuello, eres tú Alexander, no seas molestoso, me excitasMartha ya estaba muy drogada y su reacción era esa, y Alfred la abrazo, la beso, le metio mano debajo del vestido, ella se dejaba pensaba que era su esposo, también lo abrazaba y como estaban allí donde casi nadie entraba por lo muy apretado de la ropa, la sentó en la mesa de muestras, la dejo sin casi nada y seguía besándola, le metio los dedos en la vagina y ella gimio—Alexander, que rico me lo haces, dámelo todo de ti, dámelo, estoy muy calienteAlfred, le alzo las piernas, la penetro y ella gimio de placer, Él la embestia con ganas, la deseaba tanto, ella gemía de placer h
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