Pasan los días, los cuales han ido perfectamente, a tal punto que Alex le ha dejado una oficina, dándole movilidad para hacer su plan con éxito. Por otra parte, con Edward no es lo mismo, ambos no se han hablado, ni siquiera se han encontrado, debido a que Rose, se va tan rápido como puede, ya que, no quiere verlo. No obstante, esta vez, no logró conciliar el sueño a tiempo, por lo que terminó durmiendo tarde y despertando un poco más tarde. Tan rápido como se percata, se baña, alista y sale del lugar para ir a la oficina, sin embargo, mientras baja las escaleras, se topa con una mujer, dándose cuenta de que no es la misma del otro día, suponiendo que es otra amante. Prefiere no tomarle importancia, por lo que se dirige a la puerta, pero la voz de aquella mujer la detiene. — Te he estado hablando desde hace rato, m*****a, insignificante, ve a traerme comida. —Dice rápidamente. En la mente de Rose, tiene un montón de posibles respuestas, pero decide quedarse callada. — ¿Te refier
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