Nos abrimos paso a través de los pasillos, atravesando un conjunto de puertas que conducían a ese enorme pasillo por el que había caminado en mi primer día aquí. Vacilé, deteniendo mis pasos, dudé. Aparentemente, mi vacilación estaba molestando al Sr. Bipolar, porque de repente me agarró del brazo con tanta fuerza que pensé que me sacaría el brazo de su lugar. -¡Joder!- Grité mientras sus uñas manchaban sangre mi piel. -Camina como una persona normal, inútil -Lo siento, no soy un maldito
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