"Realmente, no hay razón para complicar tanto las cosas". Marcus suspiró con genuina decepción en sus ojos planos y azules. "Has perdido, Aurora. Este plan tuyo para inventar un mundo nuevo ha fracasado, has fracasado. Lo mejor para ti y tus parejas es recoger los pedazos rotos de su fracaso y convertirlos en algo mejor". "¿Y tú… tú eres lo que es mejor?", grité, la rabia y la malicia abrasaron los bordes de mis palabras. Mi cabeza palpitaba por la magia de la Asesina, haciendo que manchas oscuras se arrastraran por los bordes de mi visión. "Todo ese poder se te ha ido a la cabeza, Marcus. No hemos perdido nada. Soy una persona, hay incontables más por ahí que se encargarán de hacerte caer". "Con tu rendición, esa chispa que encendiste se extinguirá", respondió él de manera uniforme y en un tono tierno, aunque no había nada tierno en sus palabras. Se paró sobre mí, mirándome con solo una pizca de alegría en sus ojos, como si yo fuera el juguete que había estado buscando.
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