Entrar a la oficina de mi jefa no es problema para mí, pero topar sin querer su mano si, era como si el contacto con ella quemara, me puso nervioso de inmediato, llegue a sentir en un momento como que ella me intimidara, yo no suelo ser de esas personas, lo bueno es que me repuse de inmediato, comportándome como el profesional que soy, debía tranquilizarme, pues inclusive sentí que esa corriente recorrió mi cuerpo, llegando a lugares que no había usado por obvias razones, así que no deseaba seguir alterado, pues sería un problema muy serio para mí. Ella tomo asiento, levanto su mirada hacia mí, pude observar que esos ojos ocultan mucho dolor, pero ahora mismo tenían furia, no sabía a que se debía, pero tampoco es que me importara averiguarlo. -Señor Záitsev, ¿verdad?-A
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