Sentí que mi estómago se revolcaba, con su toque. Y las constantes chicas quisquillosas en mi cabeza. Comenzaron maldecir. Su toque me resultaba repugnante. Mi cuerpo, por instinto, o por algo mayor. El toque de nadie, me resultaba atractivo, solo el de Jack. Su mano se abría paso, a mi cintura, yo buscaba, tener, en buena posición, con mi alma. Y Solo quiero, desosarlo con una bala en las bolas. Nunca, más en su vida, volverá a tocar a una chica. Dios a cuantas este barroco le ha desgraciado la vida. Estaba, y harta de este hombre. Y lo hice, le recargué las bolas con una bala. Su grito. Me pareció de mariquita. _ ¡Maldita desgraciada, en las bolas no se dispara! Sonrió, con satisfacción. Todo le temen a la bolita. Y yo exclusivamente quiero dejar que no exista en este mundo. Cometí un error, me distraje con su silenciador, me hizo lo mismo, en una costilla. _ ¡Hijo de puta, me disparaste! Estaba morado. Y su cara tenía todas sus venas expuestas. Explotará en cuestión de segundo
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