Intento moverme, pero no puedo. Abro lentamente los ojos y veo que la luz entra por la ventana. Miro hacia abajo y veo que es lo que no me permite moverme o mejor dicho quién. Mark tiene su brazo en mi cintura y sus piernas entrelazadas con las mías. Puedo sentir su respiración suave a la altura de mi hombro, miro el reloj y veo que son las siete. Normalmente los sábados me levanto a las nueve, pero como tengo que irme a mi departamento es mejor hacerlo temprano, me muevo tratando de quitármelo de encima, pero es imposible. Es extraño que no se haya levantado ya, quizás sea porque cuando nos quedamos dormidos eran las dos y media, Mark puede ser demandante en ocasiones, eso me ha quedado claro. Luego de varios intentos logro sentarme en la cama. Cuando voy a ponerme de pie un brazo me agarra de la cintura y acuesta de nuevo —Buenos días cariño—besa mi hombro— ¿A dónde vas? —me dice Mark adormilado —A mi apartamento— me doy la vuelta y acaricio su cabello—tengo trabaj
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