Tranquila mi vida estás en casa- Sebastián al sacarla en sus brazos de esa casa, dónde Pablo pensaba hacerla su esposa la llevo con él, ya en la casa de seguridad llamo a una las mujeres de servicio para que la cambiaran ese maldito vestido, después de que se lo cambiarán se quedó con ella, pero sin poder dormir, no quería cerrar los ojos y al abrirlos ella no estuviera, que todo fuera un sueño, le tranquilizaba verla ahí en medio de esa cama, de vez en cuando soltaba gritos, o lloraba, en esos momentos quería abrazarla pero no podía, temía que al despertar se asustara, tampoco era correcto no aún no, ella tenía que aceptarlo de nuevo en su cama, en sus brazos. Comenzó a notar que sus bellos ojos celestes se abrían, no se movió del dosel dónde permaneció recargado toda la noche, quería ser lo que ella viera primero y así fue lo vio
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