Me levanté, tomé mis ropas y fui al baño. Hice mi rutina diaria y después me metí a la ducha. Revisé mi herida, todavía me dolía pero era soportable, todavía faltaba una semana para quitar los puntos. No hice el vendaje de la herida, solo apliqué una pomada sobre esta con no mucha dificultad. Usé mis ropas. Y salí del baño. Estaba dudando en salir de esta habitación. Pensaba “¿Qué pasa si está enojado conmigo por salir de su habitación, qué pasa si quiere castigarme, qué pasa si vuelve a hacer algo ridículo?” Detuve mi tren de pensamientos para que no siguiera
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