Jhared Rogers, CEO multimillonario, dueño de la famosa empresa “Rogers Visión” Una tarde de descuido, pierde a su pequeña hija en un horrible accidente que le quita la vida, causando en él noches de insomnio. Entre las cuales, su esposa, atormentada, decide marcharse luego de una desastrosa pelea que minutos más tarde causa su muerte en un terrible accidente de tránsito, donde los paramédicos no lograron encontrar su cuerpo, perturbando aún más a Jhared. Lista para dar un nuevo paso de independencia en su vida, Gina Fuentes, luego de haber sido rechazada en varios empleos, encuentra una jugosa oportunidad de salvar sus sueños, en un trabajo que jamás pensó aceptar. Ser la chica encargada de satisfacer las necesidades del multimillonario. Ella se verá envuelta en un mar de emociones al tratar de ayudar al atractivo CEO, mientras que él encontrará más noches de desvelos al desear tener un poco de calma, que lo envolverá en el camino del amor... Pero, ¿Podrá aceptar esta nueva oportunidad de enamorarse?
Leer másJhared
Agarro con fuerza mi cuero cabelludo, tratando de controlar el dolor que siento por los recuerdos que me invaden, que ni el alcohol puede borrar. Sollozo de repente desconsolado, tomando de golpe el contenido restante de mi botella de alcohol. Me levanto sintiendo mi cuerpo tambalearse, pero me apoyo de las paredes como puedo, arrastrándome a la habitación donde aún tengo todo desde aquel momento que las perdí. Ha pasado casi un año, pero el dolor aún no desaparece, es como si mi corazón estuviera rodeado de espinas. Me tumbo en la cama, boca abajo, dejando que el sueño me consuma, dando paso solo a pesadillas. — ¡No, Jhared! —me grita Julia, desesperada empacando algunas prendas, y trato de detenerla agarrando su muñeca. — Julia, no entiendo qué está pasando… solo conversemos —intervengo, y ella mira a un costado evitando mis ojos. — Ya no eres el mismo —suelta con fuerza su muñeca de mi agarre—, tú necesitas despejar la cabeza, al igual que yo —continúa empacando. — Pero es una decisión de los dos, no puedes alejarte como si fuéramos una simple pareja de pocos meses, y te necesito… — Jhared, entiende, quiero despejarme, relajarme, quiero estar lejos de ti y todo lo sucedido a Lucy —baja su maleta con fuerza, y comienza a alejarse hacia la entrada. — Yo también la perdí… —susurro— ¿Cuánto tiempo piensas irte? — ¿Esa es tu pregunta? —se ríe sarcástica. —Estás cegado, y no quieres entender que necesitas tiempo para ti. Solo piensas en Lucy, esto y aquello… — ¡Está muerta nuestra hija! —levanto mi voz furioso. — Exacto —abre la puerta de entrada, saliendo furiosa en dirección al auto, donde mete en la parte trasera su maleta de golpe. — Julia, ¿aún me amas? —pregunto, y ella entra al auto sin mirarme. — Es por tu bien —enciende el motor. — Hablemos, no te vayas así—le comento tratando de calmarla, apoyando mi mano en su ventanilla. — Lo siento, Jhared. Regresaré cuando te encuentres mejor. — ¡Julia! —grito levantándome de golpe, con la piel sudada y mi cabeza retumbando de dolor. Agarro el celular en mi mesilla de noche, observando que tengo una hora para llegar a mi trabajo, pero antes de levantarme llamo a mi amigo Bram. — ¡Hey! —saluda animado haciendo que retumbe mi cabeza—, mi sugar Daddy —bromea riendo por varios segundos. — ¿Has conseguido algo? —Lo interrumpo sin saludarlo, recibiendo unos segundos de silencio por su parte. — ¿Pesadillas de nuevo? —pregunta de vuelta sin responder, y me quedo callado esperando que diga algo para aliviar mi tormento. —Jhared, si consigo cualquier pista, te avisaré, no dudes de ello. ¿Qué tal si vamos a tomar un café antes de que vayas a sacarle las canas a mi querida Laura? — Bram. — Listo, en unos minutos paso por ti —responde colgando el celular, y suspiro, agarrando la cabeza entre mis manos. — ¿Por qué te fuiste así, Julia? —susurro recordando retazos del sueño o, mejor dicho, recuerdo de aquel día. GINA. Me arreglo emocionada y nerviosa al mismo tiempo al prepararme para mi primera cita en una de las empresas más importantes de publicidad. Me acerco al espejo completo de mi habitación, pasando las manos por mi cuerpo, quitando algunas arrugas y pelusas de mi vestido negro. — Hoy es tu día, conseguirás ese empleo. Me animo agarrando mi cartera de encima de la cama, y salgo de mi departamento para ir a tomar un taxi en la avenida. En el trayecto, bromeo con el taxista practicando mi entrevista, de varias formas, para estar lista para cualquier escenario, causando un viaje muy divertido y una buena amistad. — ¡Gracias! Deséame suerte —le comento bajando del auto, cerrando la puerta, y asomándome por la ventanilla, extendiendo el pago. — No la necesitas, pero puedes darme tu número para salir algún día —comenta el señor guiñando un ojo, mientras toma el dinero acariciando mis dedos, los cuales aparto rápido. — Gracias —le comento huyendo rápido antes de que me secuestre o algo peor. Viejo, verde. Me detengo frente a la entrada del enorme edificio admirando su hermosa estructura, y aprieto mis manos en puño sonriendo emocionada. — Rogers Visión, llegó mi momento. Entro siendo recibida por el terrible frío del lugar, maldiciendo por dentro al no traer un abrigo que me ayude a soportarlo y más aún conociendo mi vejiga sensible. Me acerco rápido a recepción, siendo recibida por un joven, muy guapetón, de cabello castaño, el cual me resulta muy agradable al ver su lazo púrpura en el cuello. — Buenas tardes, hermosa dama. ¿En qué puedo ayudarle? —pregunta sonriendo, mostrando sus enormes dientes blancos impecables. — Buenas tardes, un gusto, soy Gina, tengo una entrevista para el puesto de asistente del Sr. Rogers. — Uh, déjame verificar unos segundos —lo observo teclear ágilmente, y luego me mira sonriendo— noveno piso, guapa. — Listo, ¡Gracias! —le sonrio buscando el ascensor hasta conseguirlo, y camino rápido hacia él para no perder ni un segundo más. — ¡Buena suerte! Levanto mi mano, despidiéndome mientras las puertas del elevador se cierran, y mis nervios aumentan. Realizo varias respiraciones agradeciendo que esté sola para que nadie note mi estado. — Eres inteligente, guapa, amable… —comienzo a contar mis virtudes, y la puerta del ascensor se abre encontrándome de frente a un hombre atractivo, de cabello negro alborotado, piel pálida, con enormes ojeras que resaltan sus asombrosos ojos verdes y labios gruesos que me hacen lamer los míos con solo imaginar saborearlos. ¡Ahora tengo más ganas de trabajar aquí! — Bu-buenas noches, días —corrijo rápido avergonzada. El hombre me observa por unos segundos frunciendo el ceño, y entra al ascensor al mismo tiempo que yo salgo tropezando un poco al aspirar su seductor aroma. Me río por mi torpeza mirando al atractivo hombre, que me ignora revisando su celular, mientras las puertas del ascensor se cierran. ¿Qué tan mal me veo? — Buenos días, ¿señorita Gina Fuentes? Volteo hacia la voz, viendo a una chica con su traje ejecutivo de pantalón, sonriendo de forma incómoda. — Sí, soy yo —extiendo mi mano rápido— vengo para la entrevista… — No está contratada, lo siento. — ¿Qué? —le pregunto dejando caer mi sonrisa poco a poco, al igual que mi mano—, pero el Sr. Rogers… ¿Cuál fue el problema? — Lo acaba de ver salir, no la recibirá hoy, y tampoco quiso que pospusiera su cita.(Gina) Salgo al aire libre recibiendo la fría brisa, mirando a los lados en busca de Julia, y la veo a lo lejos hablando por celular. Camino rápido, pero al estar a pocos metros de ella, un auto se estaciona, y seguido baja Jhared, quien se percata de mí, quedando paralizado al verme.—¡Jhared!Ella se abalanza sobre él, quien envuelve sus brazos a su alrededor sin dejar de mirarme, hasta que ella agarra su rostro.—Gracias por venir, tenía mucho miedo…Ella inclina la cabeza para darle un beso en los labios, pero él besa su sien, causando que ella se percate de que algo no va bien, y al girarse, me mira enojada retrocediendo.—Por favor, Gina… solo quería aclarar las cosas…—Julia…—Jhared, por favor, vámonos. —Ella jala su brazo, causando que él me mire confundido.—Gina —Él comienza a hablar.—Solo quiero aclarar las cosas… —respondo nerviosa ante la imagen frente a mí. Como han cambiado tanto las cosas, él ahora la cubre a ella con sus brazos…—Allá arriba creo que se pudo enten
CAPÍTULO (Gina) Simón arrastra su maleta, guiado por el perro alias Capitán, quien viste una colorida pañoleta en el cuello y lleva en su boca una pequeña mochila, transmitiendo a todos lo feliz que se encuentra de irse de viaje con su padre perruno. —Solo serán pocos días, pero sabes que puedes llamarme si necesitas algo… ¿Segura de que no quieres quedarte con capitán? —Simon… —lo miro, cruzándome de brazos, mientras él se detiene en la puerta de entrada. —Tranquilo, don Juan, nos quedaremos con ella hasta que nazca Nicolás —comenta Jenny, inclinándose para tocar mi vientre, el cual aún no ha crecido, pero que siento que tengo una enorme panza de tanto que la acarician. —No se llamará Nicolás —le comento riéndome, al igual que Ariana, quien agarra su cartera también para marcharse hacia el hospital. A veces pienso que ella siente que todo es su culpa, y no quiere decirnos para no preocuparnos, pero las acciones hablan más que las palabras. —Eso ya lo veremos —responde mirándo
(JHARED)Ella se aferra de mi mano, reposando en mi hombro su cabeza con una amplia sonrisa llena de felicidad. La puerta de la entrada se abre y mi ama de llaves sonríe alegre de verme, pero al notar a mi invitada, se sorprende, palideciendo un poco.—Se-señor… Bienvenidos —fuerza una sonrisa en su rostro, mirándome confundida.—¡Tú debes ser Nancy! Juliana se acerca a ella abrazándola, para luego apartarse y colocar sus manos sobre los hombros de la señora dando un apretón.—Sí, señora…— Estoy ansiosa de probar tu comida.—Espero que sean de su agrado, pasen, pasen —dice apresurada mi ama de llaves, apartándose y huyendo hacia la cocina.—Creo que se asustó un poco al verme —comenta Juliana entre risas, ingresando a la casa y mirando alrededor con una gran sonrisa—. Maravilloso… Todo sigue igual.Al girar hacia mí, su sonrisa decae al ver mi rostro lleno de confusión, y me mira asombrada riéndose.—Alina me enseñó algunas fotos —comenta caminando hacia el patio trasero lleno de mu
JHARED Miro por la ventana del auto mientras hablo por el auricular con Juliana, quien insiste en ir conmigo al hospital, pero quisiera este momento solo para mí, así que me niego con una excusa barata. —Está bien, ¿vendrás por mí hoy para la mudanza? —pregunta antes de colgar, y suspiro asintiendo como si pudiera verme. —Está bien. —¡Nos vemos! Cuelgo la llamada, mirando en el registro el nombre de Gina. Nos encontramos muy tarde en esta vida… El auto se detiene frente al hospital, y me bajo del auto dándole las gracias a mi chofer. Camino hacia la entrada, encontrándome en ella con el oficial Rusell. —Sr. Rogers —extiende su mano, la cual estrecho con firmeza. —Vengo a visitar a mi amigo… —No se preocupe, solo estoy de custodia; podemos hablar con tranquilidad esta noche. Asiento en respuesta, entrando y deteniéndome en recepción para marcar mi entrada, para continuar mi camino por los largos pasillos silenciosos hasta llegar a su puerta, sintiendo que debería pasar sin to
JHARED. Llego con horas de antelación al restaurante donde me citó Alina para vernos con Juliana… Juliana… Cierro mis ojos entrelazando mis manos y creando en mi mente miles de preguntas que me hacen sentir que me volveré loco en cualquier momento. Solo pensar que podré aliviar un poco mi carga me hace creer que puedo respirar un poco… solo un poco. —¿Desea pedir alguna bebida mientras espera? —una de las meseras me pregunta con amabilidad, y miro su cartilla, la cual ignoro solo pidiendo un café. Observo con impaciencia la entrada de la cafetería esperando que aparezcan, y para mi sorpresa veo ingresar a Gina siendo abrazada por los hombros por aquel idiota de Simon, quien le sonríe mientras la guía hacia una de las mesas vacías que se encuentran en mi dirección. Sus ojos enormes se levantan por unos segundos como si sintiera mi mirada, y al verme se detiene mirándome abrumada, causando en mí esta sensación de culpabilidad. Me levanto para ir a su encuentro, pero antes que pueda
JHARED Me quedo inerte viendo a mi amigo postrado en la cama en estado de coma. Su cabeza y partes del cuerpo están vendados, y se puede notar que fue un gran golpe que pudo haberle costado la vida. No contesté su llamada; volví a fallarle a alguien que me importaba. Aprieto mis puños con fuerza, presionándolos encima de mis rodillas. Cierro mis ojos, sintiendo que mi cabeza pronto va a estallar con tantos pensamientos que se acumulan dentro de mí. Unas horas atrás… La lluvia comienza a caer con fuerza sobre mí y esta ilusión de la persona que alguna vez amé y que ahora me atormenta. Miro fijamente sus ojos tratando de entender qué está sucediendo, y de repente sus labios tocan los míos y doy un traspié asombrado. —¿Eres tú en realidad? —levanto mi mano hacia su rostro, y ella coloca la suya sobre la mía sonriendo incómoda. —Soy quien dicen que extrañas… pero yo no te recuerdo —responde, y se aleja tomando mi mano entre las suyas. —No entiendo… yo… —Miro a mi alrededor conf
Último capítulo