La vida de Leina cambia a sus 18 años en su primera transformación. Se supone que esa noche conocería a su loba; sin embargo, nada pasó. Su compañero, el futuro Alfa de la manada, ya la había reconocido, pero se decepcionó al saber que no tenía una loba. —Jamás te reconoceré como mi Luna, quedas expulsada de la manada, no regreses o acabaré contigo. Rechazada y expulsada, tuvo que irse de la manada y mudarse a la manada de su tío. Tres años después, su loba despertó, pero con ella, traía un regalo muy poderoso y a la vez peligroso. En medio de una celebración al Alfa mayor, Leina se ve obligada a transformarse para defender a su familia. Aquí es donde comienza su infierno. Tratando de escapar de las garras del Alfa, considerado el Rey, se ve obligada a conocer un mundo lleno de crueldad donde solo intentan cazarla. Un error la llevo a las tierras del Rey de los bárbaros, un hombre conocido por ser sangriento y despiadado. Escapando del peligro terminando en uno mayor. Fue encerrada hasta que llegara su líder que para su mala suerte terminó siendo su compañero destinado. —Jamás aceptaré ser tu compañera, te rechaz… —No pequeña mía, no me rechazarás, te he esperado por más de quinientos años y ahora que te he encontrado no escaparás de mí. Leina deberá decidir si quedarse y darle una oportunidad a un nuevo vínculo o huir y enfrentarse de nuevo al mundo cruel. Solo dos opciones podía tener, siendo una loba codiciada por un poder que no conocía, no tenía más opciones. Pero si decidía quedarse, tendría que enfrentar el mundo único y salvaje que su compañero conocía y con él, aceptar su mayor secreto, uno por el que muchos perecían.
Leer másPov Ethan Meses han pasado desde aquella guerra devastadora que dejó mucho caos a su paso, meses en los que varios Reinos y muchas personas aún intentan recuperarse. Keira y yo hemos estado viajando entre Reinos para ver la situación, ayudando en lo que podamos según los límites que nos hemos impuesto. Ahora tenemos un cachorro que nos limita los viajes, mi mayor alegría y mi orgullo. Termino de firmar unos permisos cuando entra mi padre cargando sus tres adoraciones: sus dos cachorros y el mío. —Nathan ya se quedó dormido, mientras que estos dos no dejan de moverse. Serán excelentes guerreros en un futuro, los príncipes consentidos. Me levanté del escritorio, tomando a mi pequeño de sus brazos y mirando cómo, con un gruñido, calma a los otros dos revoltosos. —No sé cómo soportas tener a los tres encima; yo siento que de verlos, se me enredan las manos. —Deja que tengas más cachorros y sabrás que eso no es un problema. Se sienta frente a mí, colocando a Magnus y a Di
Pov Leina Hoy es uno de esos días en los que me gustaría besar a Bastian por ser tan lindo y tierno conmigo, a pesar del mal momento. Ya no recuerdo la última vez que tuve la horrible pesadilla en la que lo había perdido y ya no estaba conmigo, tal vez desde que acepté que cada mañana, al despertar, él siempre estaba allí acariciándome. Había tomado la costumbre de dormirme siempre sobre él; decía que así sentía su calor y no tenía pesadillas. Funcionó, aunque a veces, por la incomodidad de los cachorros, terminaba en la cama. Y ahora está aquí conmigo, repitiendo las respiraciones conmigo una vez más. De verdad, amo a ese hombre y desafiaría a todo, de ser necesario. —Hmm… ahora sí duele, y mucho. —Está bien, ya vienen las doncellas y la sacerdotisa, espera. Entraron las doncellas acomodando las sábanas y la cama. Sabía por la sábana gruesa doblada que perdería hoy mucha sangre. —Vamos, nena. Me acomodé en la cama, apretando fuerte la mano de Bastian con una contracción que
Pov Kian Y aquí vamos de nuevo: Juli dando vueltas por toda la habitación y yo, muy tranquilo, aceptando que hoy saldré con un par de huesos rotos ante su padre. Aunque espero que, con la llegada de los cachorros, no se concentre tanto en mí. —Ahora sí va a matarte, estoy segura. —No lo hará. Ahora vamos, que se nos hace tarde; podrían estar naciendo justo ahora y tú aquí dando vueltas. Se sentó en la cama con ganas de llorar y ya no quiero verla así. Me arrodillé ante ella, descansando mi cabeza en su regazo, dejando que sus dulces caricias enviaran escalofríos por mi cuerpo. Cerré los ojos, cubriendo con mi amor nuestro vínculo y ese más pequeño que ahora se fortalece cada día. Sonrío de la emoción al pensar que voy a ser padre; solo unos meses y podré tenerlo en mis brazos. Algo que nunca esperé tener y, gracias a mi amada Reina, tengo más de lo que ya me había resignado a esperar. —Estoy contigo, amor. Tu padre va a estar feliz por ti, porque dudo que lo esté por mí, pero
Pov Mara Miro muchas veces la carta de Bastian, donde me informa que los cachorros ya pronto nacerán. Han pasado meses desde la última vez que los vi. Supongo que Bastian está hecho un desastre; lo conozco bien para saber que hasta mezcla el azúcar con la sal. Sonrío, levantándome para comenzar a preparar las cosas para el viaje. Obvio, debo estar ahí; ellos son como mi familia. —Luna, ¿qué hace? No, no, déjeme, yo hago eso por usted. Solo dígame qué quiere acomodar. Me quita todo de las manos para luego llevarme a la cama y ayudarme a sentar. Solo falta que también mastiquen mi comida y me la den. De pensar en eso, me dan náuseas y, en segundos, ya estoy en el baño vomitando. ¡Esto es horrible! «Tranquila, la sanadora ya nos dijo que son síntomas normales de un embarazo. Tal vez ahora todo sí salga bien; conservaremos al cachorro, ya ha pasado tres meses». Comencé a llorar, abrazando mi vientre. Tenía miedo. ¿Qué pasa si lo vuelvo a perder? ¿Qué pasa si Asher me recha
Pov Keira A veces, los padres toman decisiones para hacernos fuertes sin saber el daño que nos hacen a largo plazo. Esas fueron las únicas palabras de mi madre antes de irse a su habitación y encerrarse. Podía escuchar sus sollozos desde adentro, algo que realmente me dolía porque ella no merece nada de esto. Tal vez ni mi padre, pero él tomó sus decisiones. Caminé hacia las afueras antes de que se lo llevaran; necesitaba al menos una respuesta. —Retírense y déjenme un momento a solas con él. Todos los guardias se alejaron a una distancia prudente sin apartar la mirada de nosotros; no confían en él y tal vez yo tampoco. —Solo quiero saber el por qué; no entiendo cómo es que nuestra familia, aunque no perfecta, se desmoronó de la noche a la mañana. Eras todo para mi madre y la lastimaste. —No lo sé, Keira. Un día todo estaba bien y al siguiente algo más había pasado. No sé si fue la visita de ese ministro al que te vendí, pero después de eso, todo mi mundo comenzó a irse abajo
Pov Keira Volver a ver las torres de mi Reino me hizo sentir nostalgia. Han pasado meses desde que caminé por los pasillos del palacio. Los recuerdos de la primera noche que tuve que escapar regresan a mí, y con ellos todo lo demás, hasta que encontré a Ethan en aquel Reino. Suspiro al ver el enorme daño que hizo mi padre al permitir que las sombras nos dañaran. Venas negras marchitas se enredan en las columnas y puertas, extendiéndose a lo largo de nuestras tierras. Todo está prácticamente muerto, y la única esperanza de recuperar todo lo que tenía son las piedras que aprieto en mi mano, porque Ethan me ha prohibido rotundamente verlas muy cerca de mi cuerpo. Creo que las odia oficialmente, y si no fueran importantes, las hubiese vuelto polvo. Dicho por él mismo. Todos los demás descendieron a lo que alguna vez fueron sus hogares, y yo descendí al que fue mi hogar por casi toda mi vida hasta ahora. Di algunos pasos al frente, mirando hacia lo alto de la torre de la bó
Pov Ethan Habían sido días muy duros para todos; algunos aún se recuperan de la guerra, a pesar de que todos fueron regresados a la vida. Sentir un vínculo romperse es algo que nadie supera, y entre ellos estamos nosotros y nuestra madre. Ella es quien más ha sufrido en los últimos días, llorando o despertando en medio de gritos desesperados. Papá ha estado allí para ella, y ver cómo mi madre lo toca pensando que podría esfumarse duele. Aún sigo pensando que si hubiese sido más fuerte o no me hubiese dejado llevar por las emociones, el resultado no sería tan doloroso para nuestra familia. Pero ya nada de eso importa, no cuando ya todo pasó y seguimos todos aquí completos, esperando a que nuestra gran madre no se enoje con su hija por haber roto demasiadas reglas en un día. Llego a mi habitación, donde descansa tranquilamente mi hermosa compañera. Me acerco a la cama, mirando su suave respiración. En su pecho aún están las cicatrices de lo que hizo, y no la culpo; sería un mal co
Pov Narrador Las sombras no tenían a dónde correr; ya no había forma de escapar. La luna sobre ellos anunciaba su fin, y el señor de las sombras, más que nadie, lo sabía. Dio otro y otro paso desesperado, dando órdenes de atacar, pero poco podía hacer su ejército delante de una protección impenetrable que solo los convertía en cenizas. Leina se alzó sobre los cielos, su halo de luz dando vueltas alrededor de ella, tan brillante, tan hermoso y tan letal como ella misma. La luna roja sobre ella daba un brillo siniestro, iluminando las tierras cubiertas de sangre frente a ella, el camino por donde aún transitaban partes de un ejército que había pasado por las tierras de las ninfas, llegando a iluminar Reinos enteros en donde sus habitantes se acercaban con miedo a verla a través de las ventanas o los refugios a medio cerrar. El señor oscuro conjuró un hechizo en su interior, uno que logró liberarlo de las ataduras del poder de Leina. Se lanzó hacia ella con toda su rabia, con todo
Pov Narrador En medio de la oscuridad de sus ojos hubo un destello de luz; tal vez era una esperanza, una que posiblemente había llegado tarde. El Reino entero lo sintió: el dolor de un vínculo roto, la pérdida de su amado Rey que nadie esperó. Todo se detuvo en aquel momento; es como si el tiempo mismo lo hubiese hecho. La brisa dejó de soplar, la tierra dejó de moverse, las nubes sobre ellos se congelaron. Juliette se derrumbó en los brazos de Kian, sus gritos ahogándose en el pecho de su compañero. Todos los guerreros se lanzaron de rodillas, la noticia aún pesando en sus almas, sus lobos aullando de dolor en despedida. Ethan simplemente se aisló en su propia mente; ahí era menos doloroso todo, pero no significa que fuera más fácil. Mientras los demás sufrían el dolor de una pérdida, otro se sentía victorioso, más cerca de lo que tanto ha querido. Sus ojos brillaban con locura y triunfo, una sonrisa sádica, llena de malicia, se extendía por su rostro mientras sacaba la espad